Día xx: Perdí la cuenta de los días. Hoy te extraño, me siento enfermo y agobiado y no puedo recurrir a nadie ¿estoy arrepentido? Veo mal, tengo fiebre y no puedo dormir, escucho ruidos. Hoy todo el día en casa, me sale todo apenas. Creo que estás bien, pero me gustaría llorar contigo. Quiero verte.







Día 17: Quiero dejar registro, tu crees que no me dominas pero si.







Día 16: Soñé contigo y eras distinta, tu piel estaba bronceada. Me evitaste con suavidad, vimos un niño ser llevado por las olas, lo atacaban los peces, volvió a tierra con un brazo menos, siendo ya un joven.

Me aterra que tu imagen se licúe en el futturo. Despierto triste pero aliviado de saberte de memoria. ¿Cuando llegue el momento aun sentirás lo mismo?










Contigo nunca me hubiera quedado en este lugar de mierda.










Día 7: De nuevo te extrañé en mi rutina, quise entrar a un café lindo pero no me hizo sentido ir solo. Me preocupa porque estos momentos copan el día y la vida.











No me quiero acostar, me cuesta escribir, camino entre la pieza y el baño preguntándome cómo nos olvidaremos, si un vacío nos atravesará por el pecho al mismo tiempo.










En el cajón de los servicios siguen las pinzas que compraste para guardar comida, apenas funcionan pero aprendimos a usarlas siendo delicados. Cierro un paquete de arroz y entiendo tu esfuerzo por cuidar, por convencerme de organizar la economía de un hogar que se rompe, con un pedazo de plástico, con ingenuidad y con la ilusión de sostenerlo por siempre.











Día 5: Me reconforto sabiendo que otros sienten lo mismo.