Presagios.
Calculo las posibilidades de una aparición. Tras los párpados, sonrisas. En reflejos, pasos. En la piel, aire. En el borde del velador las cosas hacen como que caen. Veo negro sobre negro. Suenan sílabas entre las visagras. El techo presiona, el suelo absorbe, las sábanas silban. Los tabiques vibran en los pies, en los muslos, en el pecho y en el cuello. Duermo una vez rendido.
349
No pegué un ojo, todavía no he reclutado a nadiepara el elenco de la película. Estoy implorando que el amigo de HB, Johnny, pueda pedir una licencia en su trabajo en el municipio de Islington.
El clima continúa frío.
Ese día de otoño de 1962 en el que me mudé a nuestro apartamento de Coram Street, a la vuelta de Russel Square y a poca distancia del King’s College, dejé el jardín que había plantado para mis padres en Merryfield. ︎ No fue sino hasta que vine aquí, a Dungeness, casi treinta años más tarde, que volvi a encontrarme con las plantas de mi juventud, sacuí una memoria oxidada y aprendí los nombres de las anuales y las perennes, las estaciones de plantar, podar y tomar esquejes. ︎
Durante todos estos años, conservé mis libros y herramientas de jardinería cuidadosamente guardadas en el cobertizo, pero nunca imaginé que algún día pudieran llegar a resucitar.
Un cienpiés.
No duermes bien, no vives bien, los sueños se desvanecen. El tiempo se acabó de nuevo, pero ya comenzaste una segunda y tercera vida. Pedazos de amor limpian esta cama. Dinero viene, lágrimas van. Un grito nos despierta en horas extrañas.
Tus ojos están abiertos pero no ven y tenemos que tocarnos. Paraste de soñar, pero la pesadilla continúa inocente. Todo abandona la habitación—luz, sonidos, palabras y un cienpiés que arrancas de tu pelo. Quedamos solos tu y yo, aferrándonos a una última hora de sueño.

Presagios.
Calculo las posibilidades de una aparición. Tras los párpados, sonrisas. En reflejos, pasos. En la piel, aire. En el borde del velador las cosas hacen como que caen. Veo negro sobre negro. Suenan sílabas entre las visagras. El techo presiona, el suelo absorbe, las sábanas silban. Los tabiques vibran en los pies, en los muslos, en el pecho y en el cuello. Duermo una vez rendido.
Calculo las posibilidades de una aparición. Tras los párpados, sonrisas. En reflejos, pasos. En la piel, aire. En el borde del velador las cosas hacen como que caen. Veo negro sobre negro. Suenan sílabas entre las visagras. El techo presiona, el suelo absorbe, las sábanas silban. Los tabiques vibran en los pies, en los muslos, en el pecho y en el cuello. Duermo una vez rendido.

349
No pegué un ojo, todavía no he reclutado a nadiepara el elenco de la película. Estoy implorando que el amigo de HB, Johnny, pueda pedir una licencia en su trabajo en el municipio de Islington.
El clima continúa frío.
Ese día de otoño de 1962 en el que me mudé a nuestro apartamento de Coram Street, a la vuelta de Russel Square y a poca distancia del King’s College, dejé el jardín que había plantado para mis padres en Merryfield. ︎ No fue sino hasta que vine aquí, a Dungeness, casi treinta años más tarde, que volvi a encontrarme con las plantas de mi juventud, sacuí una memoria oxidada y aprendí los nombres de las anuales y las perennes, las estaciones de plantar, podar y tomar esquejes. ︎ Durante todos estos años, conservé mis libros y herramientas de jardinería cuidadosamente guardadas en el cobertizo, pero nunca imaginé que algún día pudieran llegar a resucitar.
No pegué un ojo, todavía no he reclutado a nadiepara el elenco de la película. Estoy implorando que el amigo de HB, Johnny, pueda pedir una licencia en su trabajo en el municipio de Islington.
El clima continúa frío.
Ese día de otoño de 1962 en el que me mudé a nuestro apartamento de Coram Street, a la vuelta de Russel Square y a poca distancia del King’s College, dejé el jardín que había plantado para mis padres en Merryfield. ︎ No fue sino hasta que vine aquí, a Dungeness, casi treinta años más tarde, que volvi a encontrarme con las plantas de mi juventud, sacuí una memoria oxidada y aprendí los nombres de las anuales y las perennes, las estaciones de plantar, podar y tomar esquejes. ︎ Durante todos estos años, conservé mis libros y herramientas de jardinería cuidadosamente guardadas en el cobertizo, pero nunca imaginé que algún día pudieran llegar a resucitar.

Un cienpiés.
No duermes bien, no vives bien, los sueños se desvanecen. El tiempo se acabó de nuevo, pero ya comenzaste una segunda y tercera vida. Pedazos de amor limpian esta cama. Dinero viene, lágrimas van. Un grito nos despierta en horas extrañas.
Tus ojos están abiertos pero no ven y tenemos que tocarnos. Paraste de soñar, pero la pesadilla continúa inocente. Todo abandona la habitación—luz, sonidos, palabras y un cienpiés que arrancas de tu pelo. Quedamos solos tu y yo, aferrándonos a una última hora de sueño.
No duermes bien, no vives bien, los sueños se desvanecen. El tiempo se acabó de nuevo, pero ya comenzaste una segunda y tercera vida. Pedazos de amor limpian esta cama. Dinero viene, lágrimas van. Un grito nos despierta en horas extrañas.
Tus ojos están abiertos pero no ven y tenemos que tocarnos. Paraste de soñar, pero la pesadilla continúa inocente. Todo abandona la habitación—luz, sonidos, palabras y un cienpiés que arrancas de tu pelo. Quedamos solos tu y yo, aferrándonos a una última hora de sueño.
Calor y agua.
La mejor temperatura del agua en lo que va del año, al menos en la playa pequeña de Caxias. El día más caluroso no significa necesariamente el mar tibio. No esperaré a cocinarme para asi tener la excusa de refrescarme, ya me queda claro que un dia cualquiera puedo cagarme de frio en la tarde-noche pero con la satisfacción de haber nadado en las aguas más tibias de Lisboa durante la tarde.
El culo caliente al sol y pienso en la satisfacción de estar a punto de secarme. Una rafaga de viento se acerca, la misma arena que acaba de golpear mi cara cae sobre la página 327 de los diarios de Derek Jarman.

Calor y agua.
La mejor temperatura del agua en lo que va del año, al menos en la playa pequeña de Caxias. El día más caluroso no significa necesariamente el mar tibio. No esperaré a cocinarme para asi tener la excusa de refrescarme, ya me queda claro que un dia cualquiera puedo cagarme de frio en la tarde-noche pero con la satisfacción de haber nadado en las aguas más tibias de Lisboa durante la tarde.
El culo caliente al sol y pienso en la satisfacción de estar a punto de secarme. Una rafaga de viento se acerca, la misma arena que acaba de golpear mi cara cae sobre la página 327 de los diarios de Derek Jarman.
La mejor temperatura del agua en lo que va del año, al menos en la playa pequeña de Caxias. El día más caluroso no significa necesariamente el mar tibio. No esperaré a cocinarme para asi tener la excusa de refrescarme, ya me queda claro que un dia cualquiera puedo cagarme de frio en la tarde-noche pero con la satisfacción de haber nadado en las aguas más tibias de Lisboa durante la tarde.
El culo caliente al sol y pienso en la satisfacción de estar a punto de secarme. Una rafaga de viento se acerca, la misma arena que acaba de golpear mi cara cae sobre la página 327 de los diarios de Derek Jarman.
Teddy words.
Una máquina (por llamarla de alguna manera) se esfuerza de manera intermitente en contactarse con su ejecutor:
1. Manos: Asi reconoce una faceta análogica en la ejecución.
![]()
2. Quiero: Primera aproximación a los deseos, la religiosidad y la ausencia.
![]()
Articulada por un conjunto de simbolos que sueñan con insertarse en el inconsciente mediante sueños, jamás pesadillas. La “máquina” ha desarrollado una moral antes incluso de su lenguaje definitivo.
El personaje principal es un conjunto de simbolos, un alfabeto si se quiere, un conjunto de ideogramas, siluetas, manchas, pero destinados no a describir con exactitud, si no a expresar la vaguedad del pensamiento, un estado pre escritural, como si las palabras o las letras son herramientas, estas son peluches. La suya es una tarea noble, pero irritativa.
Teddy words.
Una máquina (por llamarla de alguna manera) se esfuerza de manera intermitente en contactarse con su ejecutor:
1. Manos: Asi reconoce una faceta análogica en la ejecución.
![]()
2. Quiero: Primera aproximación a los deseos, la religiosidad y la ausencia.
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Articulada por un conjunto de simbolos que sueñan con insertarse en el inconsciente mediante sueños, jamás pesadillas. La “máquina” ha desarrollado una moral antes incluso de su lenguaje definitivo.
El personaje principal es un conjunto de simbolos, un alfabeto si se quiere, un conjunto de ideogramas, siluetas, manchas, pero destinados no a describir con exactitud, si no a expresar la vaguedad del pensamiento, un estado pre escritural, como si las palabras o las letras son herramientas, estas son peluches. La suya es una tarea noble, pero irritativa.
Una máquina (por llamarla de alguna manera) se esfuerza de manera intermitente en contactarse con su ejecutor:
1. Manos: Asi reconoce una faceta análogica en la ejecución.

2. Quiero: Primera aproximación a los deseos, la religiosidad y la ausencia.

Articulada por un conjunto de simbolos que sueñan con insertarse en el inconsciente mediante sueños, jamás pesadillas. La “máquina” ha desarrollado una moral antes incluso de su lenguaje definitivo.
El personaje principal es un conjunto de simbolos, un alfabeto si se quiere, un conjunto de ideogramas, siluetas, manchas, pero destinados no a describir con exactitud, si no a expresar la vaguedad del pensamiento, un estado pre escritural, como si las palabras o las letras son herramientas, estas son peluches. La suya es una tarea noble, pero irritativa.